lunes, diciembre 25, 2006

Feliz Navidad ... ¿?

Pienso friamente en el comportamiento tipo en estas fiestas:

Desde días -semanas- antes se desata una fiebre de compras, gastando dinero que en otras fechas resulta absurdo.

Quienes viven lejos de sus familias tienen que organizar la logística del transporte y del trabajo (hay muchas personas que trabajan en Nochebuena): aviones y trenes abarrotados, las carreteras colapsadas -y eso sin contar con el probable mal tiempo-; en el trabajo, rezar cada día para que no haya un imprevisto de última hora que nos estropee los planes hechos un mes antes...


Luego llegan los días de reunión familiar: en casa de nuestros bisabuelos o nuestros abuelos convivían hasta tres y cuatro generaciones, pero eso ya es cosa del pasado. Ahora es raro si viven juntas más allá de cuatro o cinco personas. Resultado: el resto estorba, estorban sus ropas, estorban los niños, no hay sitio para que los que han viajado se queden a dormir...

Mientras las abuelas preparan la cena o la comida (las hijas ya necesitan un plano para encontrar la cocina), los jóvenes salen 'a dar una vuelta', con la condición de volver pronto para la cena. Aquí el concepto 'pronto' revela una elasticidad inusitada. Una vez echadas las maldiciones correspondientes, comienza la cena, y sobre esto no comento nada porque ya existe mucha literatura al respecto.

Y después de la cena, la desbandada. Los mayores, a la cama, no se sabe si a descansar o a encontrar por fin un lugar sin gente (y gracias a que ya están medio sordos pueden dormir a pesar de los villancicos de los vecinos, cuyos saltos y bailes amenazan seriamente la integridad estructural del edificio); los niños, aprovechando la manga ancha con el horario, desfogan una energía que no se sabe de dónde sale; y los adultos, unos a ver la tele (cada uno los segundos de programa que consigue hasta que el siguiente se hace con el mando a distancia) y otros a conversar, con la consecuencia de que los de la tele en efecto la ven, pero no la oyen.

Y los mensajes en los teléfonos...

Y las cabalgatas de los regaladores oficiales, hasta tres según la comunidad autónoma...

Y esa buena voluntad que de pronto la gente descubre en su interior... hasta que el 7 de Enero todos lo olvidan.

Qué asco de fiestas, por dios....

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