El mundo está averiado: conflictos por todas partes, casi todos desconocidos, casi todos enconados hasta el punto que, o mucho me equivoco, o ni siquiera los contendientes tienen ya muy claro por qué combaten. Conflictos que, si alguna vez lo tuvieron, han perdido el sentido tanto como las personas que los sostienen.
He crecido con muchos de esos conflictos, han sido parte del decorado informativo durante toda mi vida, tanto que a veces sigo su marcha como algo cotidiano, como miro el buzón al pasar por el portal, en un segundo plano mental.
Al cabo de tanto tiempo, me han hecho perder la fe. Así que, con su pan se lo coman, y que les aproveche.
Porque me niego a que me quiten también la magia.
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