miércoles, julio 06, 2005

Multinacionales I

Hace poco, en una conversación, surgió la idea como una chispa de luz:

¿de quién son empresas como Philips, Volkswagen, Canon,...?

Históricamente, al menos hasta mediados del siglo XX, las empresas eran del empresario, tenían un dueño que se implicaba personalmente en la marcha de la empersa, y que ligaba su destino a la misma. Si prosperaba ganaba dinero, y si no tenía éxito se arruinaba.

Ahora pensemos en una de estas grandes empresas implantadas a escala mundial.

¿Quién es el dueño? La junta general de accionistas, pero eso es decir todos y ninguno. Y aquí quería llegar, para comentar el fenómeno de la deslocalización.

Empresas del tamaño de estas -y muchas otras- están desplazando sus centros de producción a países con economías emergentes, y retirándolos de otros cuyas economías ya emergieron en su momento (en parte por la presencia de estas empresas).

Y, lógicamente, quedan demonizadas en estos países de los que se van; no pensamos que aquí pudieron venir de algún otro sitio, igual que en Rumanía o Bulgaria no piensan ahora que después podrán irse a Egipto o Libia, porque el mundo da muchas vueltas -una todos los días-.

Lo malo es que si esto lo hace Microsoft podemos maldecir a Bill Gates, o si lo hace Zara (muy orgullosos estamos de que sea española, pero mirad las etiquetas, "manufacturado en Marruecos"), al señor Ortega, pero si de repente Ford retira sus fábricas para llevarlas a Turquía, ¿a quién hay que maldecir? ¿A su presidente? Si no es más que otro empleado, privilegiado, por supuesto, pero con su puesto amenazado casi tanto como los demás, pendiente de la cuenta de resultados.

Al final, las empresas son del dinero, que no tiene conciencia y se comporta como un virus: muchos dudan de que sea un ser vivo, pero ahí está, reproduciéndose a costa de lo que se ponga por delante, arrasando el mismo organismo que aprovecha para expandirse, pero sobreviviendo.
Y este virus de las sociedades modernas (y bendito el progreso que me permite escribir esto y que alguien lo lea) no hace sino lo mismo que sus organismos homólogos: buscar el medio ambiente propicio para crecer más y mejor.

Así están las cosas, de momento.

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